Te quiero más que a mi madre,
y siento que estoy pecando,
pues ella me dio la vida
y tú me la estás quitando.
La naranja nació verde y el tiempo la maduró,
mi corazón nació libre y el tuyo lo cautivó.
A menudo me pregunto dónde está la perfección,
sólo cuando te miro encuentro la solución.
Dicen los dioses y afirman los sabios
que para entrar en el cielo hay que besar tus labios.
Si esta noche te asomas a la ventana y sientes frío,
no creas que fue el viento, que fue un suspiro mío.
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